Día no - noche en vez de día

El astronauta se adentra en mi almohada, empapado y oliendo a sueño. En la oscuridad más profunda él encuentra a mi Luna perdida. De pronto vuelvo a aspirarla y el satélite se me atora en el pulmón.
Mi luna ya me descansa en la nariz, mientras con una mano despreocupada surfeo la espina dorsal de mi héroe espacial.
Ya puedo dormitar. Acarreo a la noche como al alma y me dispongo a partir hacia algún alba... o dos



Seguiremos reportando

*cambio y fuera*

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